Esta es la historia muy conmovedora de un niño y un perro, que demuestra que el amor de un animal es más que suficiente para poder superar las enfermedades más graves que hay, y así poder ver la vida con una actitud mucho más positiva de lo que normalmente estamos acostumbrados, y esto aplica tanto para los adultos como para los niños.
Aunque no lo creamos el vitíligo es una enfermedad muy común, nuestro cuerpo está expuesto a tantos gérmenes y bacterias que el principal afectado casi siempre es la piel y el vitíligo es la prueba de eso. Sobre todo porque es normal ver casos de niños, mujeres, adultos y ancianos pero también con los perros.
El principal problema que enfrentan las personas con vitíligo es el baja autoestima, ya que lo que ven en el espejo es una piel con tatos matices de colores que se les es casi imposible aceptarse como alguien normal y creen que los demás piensan lo mismo de ellos, por lo que se les es difícil relacionarse con otras personas de su entorno.
Esto es lo que le sucede al pequño Carter Blanchar, un niño de ocho años que empezó a sufrir de una depresión muy fuerte debido a su vitíligo, sentía que estaba solo y que ni siquiera sus padres podía entender cómo era tener esa condición e intentar vivir normalmente como todos los niños de su edad.
Este niño estaba sumamente deprimido pero un perro con su misma condición lo curó
Ya sea porque las manchas están en su cara, sus manos, piernas o brazos, Carter no lograba entender por qué le sucedía eso a él, ya que nadie más a su alrededor tenía que sufrir por algo como eso, así que sus padres decidieron buscarle un amigo canino.
La idea de sus padres fue algo que probablemente le haya salvado la vida al pequeño, ya que no solo adoptaron un perro con vitíligo sino que se preocuparon porque fuera el mismo tipo de vitíligo para que su hijo entendiera que también hay otros como él en el mundo.

Desde Searcy, Arkansas, en los Estados Unidos, nos llegan las conmovedoras imágenes del niño y su perro que disfrutan juntos una vida de lo más normal, ya que a pesar de que el perro Adcock tiene trece años, y ya es un perro muy adulto, juntos sienten que tienen una gran conexión y se dan ánimos cada uno, y por eso desde el momento en que se conocieron no han querido separarse.
A pesar de que el perro tuvo que separarse de él tiempo después de que se conocieran porque tuvo un ataque y tuvieron que examinarlo, el gran impacto que tuvo este animal en la vida del pequeño Carter será imposible de igualar.
Ahora tiene más confianza en sí mismo, sabe que hay otros como él en el mundo, y que a igual de su amigo canino, todo está en una buena actitud, porque nadie quiere alguien triste, independientemente de su color de piel.