Si queremos potenciar el aprendizaje de nuestros niños, ya sean hijo, sobrinos o nietos, debemos ocuparnos de brindarles un buen desayuno ya que es bien sabido por todos que es la comida más importante del día, ¿por qué?… Porque después de 7 u 8 horas de ayuno el cuerpo sufre una baja de glucosa.
Si usted le da a sus hijos dulces o alimentos que contengan mucha azúcar a primera hora de la mañana, obtendrá un golpe de energía rápido, pero de corta duración. Horas después sus hijos sentirán fatiga, cansancio, desánimo y falta de concentración.
Es mejor que nuestros hijos consuman alimentos con alto valor nutritivo como huevos y leche (ojalá orgánica) las de cajas son recicladas y si bien no tienen bacterias tampoco nutrientes. Cereales, que aportan mayor cantidad de carbohidratos y estimulan un aumento de la glicemia normal, contribuyendo de esta manera mayor energía para el cerebro.
Por ejemplo, darles al desayuno, 1 yogurt descremado, media taza de 200 cc de cereales sin azúcar y un durazno. O también, 1 taza de leche descremada y medio pan batido (marraqueta) con jamón de pavo o huevo.
Hay cuatro errores que se cometen en la alimentación infantil:
1. Comer rápido.
2. Estar pendientes de los estímulos a su alrededor como son la TV, celulares, tablet).
3. Comer en exceso de lo que en realidad necesita el organismo.
4. Y hacer de la carne y de la leche el núcleo de cualquier comida.
La medicina antroposófica sugiere desayunos con base de cereales integrales pudiendo presentársele a los niños de distintas maneras, ya sea, en galletas o cereales, panes integrales, mezclados con frutas picadas, en mermeladas, jugos o batidos. Enriqueciéndolo además con frutos secos que aportan grasas de alto valor nutritivo y minerales, que incremental el desarrollo neurológico y físico de nuestros hijos.
Entre los lácteos podemos usar mantequilla de campo, yogurt natural o kéfir (de pajaritos), quesillos o quesos frescos, que aportan los aminoácidos esenciales, hidratos de carbonos, grasas y minerales.
Podemos seleccionar los alimentos según las características temperamentales de nuestros hijos, que interesante…¿cierto? Con la finalidad de aportar los alimentos que estimulen las potencialidades positivas y regulen las menos deseables. ¿Veamos?
Niños con temperamento melancólico: tímidos, tranquilos de contextura menuda; deberían desayunar un zumo de zanahoria o betarraga con naranja endulzando con algo de miel.
Niños con temperamento flemático: tranquilos, de contextura gruesa, que gustan de la pasividad y fácil tendencia a subir de peso; deberían desayunar zumo de frutas acuosas como pepinos, sandía, ciruelas, pera, piña, chirimoya o papaya.
Niños con temperamento sanguíneo: alegres y vivaces, que están en constante movimiento, con atención desordenada y que siempre están pidiendo algo de comer; debe presentarles casi una decoración del desayuno para que les llame la atención comer, incluya una ensalada de frutas de variados sabores y colores, mézclela con frutos secos (nueces, avellanas o almendras) y yogurt.
Niños con temperamento colérico: demasiado activos e impetuosos, de contextura robusta, bruscos, algo agresivos; les prepararemos un desayuno que les permita moderar la expresión intensa de querer hacer su voluntad.
Complementaremos con zumos de frutas maduritas como duraznos, naranjas, plátanos, coco, ciruelas secas, hígos, mangos o granadas.
Complementaremos con zumos de frutas maduritas como duraznos, naranjas, plátanos, coco, ciruelas secas, hígos, mangos o granadas.
Esperamos esta orientación basada en la medicina antroposófica, les sea de mucha utilidad, hasta la próxima.